Un entrenador personal se encarga de desarrollar programas para mejorar la salud física de sus clientes. Cuando acepta un cliente, el entrenador personal debe hacer un análisis lo más exhaustivo posible sobre su estilo de vida para ajustarse al máximo a sus necesidades y objetivos. ¿Trabaja en una oficina? ¿Cómo es su dieta? ¿Qué es lo que pretende conseguir, cuáles son sus objetivos con el entrenamiento? Estas y otras preguntas son claves para determinar cuál es el plan de entrenamiento personal que debe seguirse.
Asimismo, es importante tener en cuenta que un buen estado físico también depende de la nutrición. Un buen entrenador personal debe ser capaz de analizar el comportamiento alimenticio de su cliente, reconociendo su impacto positivo o negativo y ofreciendo puntos de mejora que acompañen al entrenamiento deportivo de manera equilibrada.
Pero el trabajo de un entrenador personal va aún mucho más allá. El proceso de seguir una preparación física y una nutrición correcta pueden ser tareas mentalmente agotadoras. Aquí aparece una nueva tarea del buen entrenador personal: debe ser capaz de animar y motivar a su cliente para que consiga sus objetivos. Para lograrlos, también debe tener facilidad de comunicación para resolver cualquier duda que el cliente pueda plantear.
Además, durante todo el acompañamiento que ejerza, el personal trainer deberá diseñar planes de entrenamiento compensados, que se ajusten al momento personal de cada cliente y que vayan en recorrido ascendiente en el tiempo para seguir cumpliendo objetivos.
Finalmente, el entrenador personal también se ocupará de otras tareas tales como la gestión de dudas, la corrección de posturas y errores en la práctica deportiva y del seguimiento a diferentes niveles de sus clientes.