Son muchas las personas que creen que un preparador físico desempeña las mismas funciones y tareas que un entrenador personal. Sin embargo, se trata de dos perfiles profesionales distintos que persiguen diferentes objetivos y que deben ser diferenciados claramente.
Así pues, por su parte, el personal trainer es un profesional especializado en mejorar el estado y rendimiento físico de sus clientes. Durante su acompañamiento profesional, ejerce una serie de funciones determinadas como: análisis de situación, asesoramiento, diseño de un plan de entrenamiento, seguimiento y evaluación del cliente y reajuste de rutinas. Así pues, el propósito principal del entrenador es interferir y guiar a sus clientes para que, a través del deporte, mejoren su condición física y logren sus objetivos.
Paralelamente, el preparador físico es una persona altamente cualificada y formada que se especializa en el diseño de actividades y entrenamientos enfocados a una disciplina específica o incluso parte de ella. Así, por ejemplo, un preparador especializado en fútbol se ocupa de analizar y gestionar las diferentes capacidades físicas de los jugadores para explotar su rendimiento y obtener los mejores resultados. Todo ello teniendo en cuenta sus cualidades, puntos fuertes y débiles y gestionando los descansos e intensidad necesarias.