Somos seres sociales, es un hecho. No solo utilizamos las palabras para comunicarnos, sino que cada parte de nuestro cuerpo también puede transmitir un mensaje. Dentro de la comunicación no verbal, la proxémica tiene mucha importancia a la hora de pasar información. Cuando nuestro trabajo es cara al público o atendiendo a clientes, debemos controlar y saber cómo utilizar no solo las palabras, sino todo el cuerpo. Si deseas especializarte en la atención y la fidelización de clientes tenemos un estupendo máster para ti.
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¿Qué es la comunicación no verbal?
Los seres humanos, como todos los animales, estamos siempre comunicando. No solo utilizamos el lenguaje para expresar lo que sentimos y a veces, comunicamos sin querer hacerlo. La comunicación no verbal trata de ello, de qué forma nos expresamos sin necesidad de emplear la palabra. A veces incluso, transmitimos mucho más.
Antes de que empleáramos un lenguaje para comunicarnos como especie, las emociones y el instinto funcionaban por si solos. Por esta razón, por muy racionales que nos consideremos, el inconsciente siempre va un paso por delante y puede revelar a los demás aquello que no queremos transmitir. Expresiones faciales que denotan nerviosismo, movimientos del cuerpo que transmiten tensión… Un sinfín de actos inconscientes que comunican más que un “tengo un examen ahora”.
Tipos de comunicación no verbal
Entendemos como comunicación no verbal también aquellos elementos que están asociados intrínsecamente con el lenguaje verbal. Puede ser el tono, el ritmo o el volumen de nuestras palabras las que comuniquen más que ellas mismas. Podemos confundirnos, pero forman parle de la no verbal ya que están ligados a las emociones y normalmente no podemos controlar.
Después nos debemos centrar en el cuerpo. La kinesia es aquella rama de la comunicación no verbal que incluye todos nuestros gestos corporales. Nuestra expresión facial, la mirada, nuestros gestos o la postura pueden comunicar infinitas cantidades de información.
Finalmente encontramos la proxémica, que tiene relación con las distancias personales. Este dependerá incluso de la situación social o el sexo de cada persona.
La proxémica
Esta distancia entre las personas se puede medir y etiquetar. Incluso podemos adivinar la relación que tienen dos individuos solo con ver la distancia que los separa. La proxémica se trata de un concepto que también engloba la percepción que tenemos de nuestro propio espacio físico. Está ligado a nuestra intimidad personal y está en nuestras manos saber cómo y con quién la compartimos.
Distancia íntima
Dentro de la proxémica, encontramos una etiqueta nombrada distancia íntima. Esta queda comprendida entre los 15 y 45 centímetros del cuerpo de la persona. Se trata de la distancia más reservada y por ello, las personas deben tener mucha confianza para que no nos sintamos incómodos.
Distancia personal
La distancia se ensancha un poco, hasta los 120 centímetros, y le llamamos distancia personal. Se dan en situaciones como reuniones, asambleas o lugares de trabajo. Podemos lograr tocar a la otra persona si alargamos el brazo.
Distancia social
Es aquella que nos separa de las personas que no conocemos y llega hasta los 360 cm. La proxémica nos indica el tipo de relación que tenemos con estas personas, de los extraños. Intentamos siempre mantener una distancia prudencial de ellos inconscientemente.
Distancia pública
Ya más allá de los 360cm de la distancia social, encontramos la pública. Se trata de lo más óptimo para que podamos dirigirnos a un grupo de personas, como en una charla o una conferencia.